Uno de los aleros del "edificio" (no sé si es tal, pero no se me ocurre una denominación mejor) Metropol Parasol en la Plaza de la Encarnación, Sevilla. Popularmente se conoce a este edificio como las setas de la Encarnación, y realmente tienen cierto parecido, con tallos gigantescos que en la parte superior se abren en una curva suave hasta formar una especie de sombrerete (gigantesco también, claro). La foto, sin embargo, no recoge este parecido, de ahí el título.
La hice una de esas tardes en que uno no tiene nada mejor que hacer y sale a la calle con la cámara a ver qué pilla. Y lo único que pillé fueron varias fotos de las setas. Y de ellas sólo una que medio me convenció. Ésta.
De todas maneras, es una foto que en su momento no valoré en gran cosa; no le he dado importancia hasta que la he publicado en 500px y, para mi sorpresa, es de momento mi foto más votada y apreciada. Por eso la traigo aquí hoy.
Supongo que la gracia de la foto está en la composición, con una línea curva que divide el cuadro en dos partes con texturas muy diferentes. En general me gustan mucho este tipo de composiciones con líneas que parten el cuadro en secciones que contrastan fuertemente (por valor, color, textura, nitidez o lo que sea); el resultado es una especie de mondrián pintado fotográficamente. En este caso renuncie al color porque el edificio es blanco, dando lugar a una paleta muy sosa; ya que en este caso el color no aporta nada, es preferible pasar a blanco y negro, lo que potencia la textura y el volumen de la seta, al tiempo que permite incrementar el contraste con el cielo (oscureciéndolo con filtro rojo). Un ajuste cuidadoso de la nitidez hace el resto: suficientemente alta para potenciar la textura de la seta, pero no tanto como para que aparezca ruido en el cielo (algo en lo que es fácil incurrir, sobre todo al aplicar el filtro rojo).